La Virgen vuelve a derramar amor por cada rincón de la aldea un nuevo Lunes de Pentecostés

Almonte salto la reja entre una ola de fe, las hermandades esperaban impacientes eran las 02:57 cuando saltaban la reja.

• Las primeras hermandades de Huelva emprenden el camino hasta la Blanca Paloma

Como si de un sueño se tratase la Virgen bajo del cielo para visitar a sus 127 filiales, a hombros de sus hijos y entre una marea humana se ha acercado despacito al rincón de cada alma, de todos los que caminando han llegado para verla y han podido ver verdad en cada una de sus promesas.

Almonte salto la reja a las 02:57 de la mañana para dar comienzo a una de las procesiones más multitudinarias de la Virgen del Rocío. No era hasta las las 3:10, cuando la Patrona de Almonte salía de su templo para iniciar la visita a las filiales y las miles de personas que habían acudido a la cita de la madrugada de Pentecostés.

Almonte ha sabido esperar y no fue hasta cuando el Hermano Mayor, Sebastián Suárez llegó al Altar Mayor cuando Almonte saltó la reja para procesionar con su Reina. Asimismo, un cordón arropó al Hermano Mayor que fue el primero en meterse en los bancos de la Patrona de Almonte.

La Virgen pasaba la Hermandad de La Palma con los primeros rayos del alba y a Triana llegaba con las claras del día. Huelva la recibía entrono a las 07:30 horas y de ahí una hilera de filiales esperaba entre el eucaliptal y la calle Almonte. La casa hermandad de Gines, la alcanza a las 11:00, con todo el sol en lo alto.

Calle Almonte y calle Moguer, visita esperada en la casa Hermandad de la Matriz. La Blanca Paloma recorre los últimos metros hasta la Iglesia. La mayor parte del tiempo lo hace sin apenas alzarse del suelo. Son las 14:19 cuándo a la Virgen y a su Hijos le dan los últimos rayos del sol en las caras que son consuelo de miles de rocieros. En garruchas la Virgen del Rocío se despide hasta el año que viene.

Una madrugada basta para soñar toda la vida y esta quedará en los corazones de los rocieros que hoy empiezan un nuevo año, deshojando el almanaque para un nuevo Lunes a su lado.

«Porque tengo la fortuna de ser hijo del Rocío»