La reutilización y la desalación se sitúan en el centro del nuevo plan andaluz frente a la escasez de agua.

La gestión del agua se ha convertido en uno de los grandes retos de presente y futuro en Andalucía. En este contexto, el Consejo de Gobierno aprobó el pasado mes de noviembre la formulación de la Primera Estrategia Andaluza de Recursos Hídricos No Convencionales, un instrumento clave para diversificar las fuentes de suministro y reforzar la resiliencia de la comunidad andaluza frente a la sequía. Por ello, la previsión es que el documento esté listo para su aprobación definitiva en otoño.

La estrategia se centra en recursos que no proceden directamente del ciclo hidrológico natural, como las aguas regeneradas y las aguas desaladas, que se consolidan como herramientas imprescindibles para garantizar el abastecimiento a la población, sostener los sectores productivos y proteger el patrimonio natural andaluz en un escenario marcado por la escasez hídrica.

El objetivo fundamental de esta estrategia es fomentar la producción y el uso de recursos hídricos no convencionales para contribuir a la seguridad hídrica de la ciudadanía andaluza y mejorar la capacidad de adaptación frente a los episodios de sequía actuales y futuros. Todo ello, desde una visión integrada de la gestión del agua y con criterios de sostenibilidad ambiental y eficiencia económica.

En la elaboración del documento será clave la participación del Consejo Andaluz del Agua, órgano en el que están representados los distintos agentes sociales y económicos implicados en la gestión eficaz de los recursos hídricos.

Aguas regeneradas: un salto cuantitativo y cualitativo

Uno de los pilares de la estrategia es el impulso decidido a las aguas regeneradas. Desde 2019, el Gobierno andaluz ha cuadruplicado la producción de este recurso, pasando de 17 hm³ anuales —apenas un 4,5 % del total— a 70 hm³ en 2023, lo que supone ya el 17 % del volumen total.

Este incremento ha sido posible gracias a la ejecución de tratamientos terciarios en infraestructuras clave, como las de la Axarquía malagueña (Rincón de la Victoria, VélezMálaga, Torrox, El Algarrobo y Peñón del Cuervo) y el Poniente Almeriense (Roquetas de Mar y El Ejido).

La planificación va más allá. El objetivo es alcanzar en 2027 una capacidad de 180 hm³ de aguas regeneradas, de los que 140 hm³ corresponderían a las cuencas andaluzas y otros 40 hm³ a la cuenca del Guadalquivir. Una cifra que supera ampliamente las previsiones iniciales del actual ciclo de planificación hidrológica (2022-2027), gracias a las medidas ejecutadas en el marco de los decretos de sequía.

Cifras clave del agua en Andalucía

  • Consumo para abastecimiento humano en Andalucía: 800 hm³
  • Consumo en cuencas litorales andaluzas: 400 hm³
  • Producción de agua regenerada en 2018: 17 hm³
  • Producción en 2023: 70 hm³
  • Producción prevista en 2027: 180 hm³
  • Potencial adicional en el Guadalquivir en 2027: 40 hm³

 

El aumento de estos recursos permitirá liberar agua de mayor calidad para el consumo humano, destinando las aguas regeneradas principalmente a usos agrícolas, industriales, riego de campos de golf y otros usos estratégicos, reduciendo además la presión sobre masas de agua subterránea sobreexplotadas.

 

Sostenibilidad ambiental y planificación integrada

La estrategia de aguas regeneradas se ha diseñado teniendo en cuenta los objetivos medioambientales de la Directiva Marco del Agua, promoviendo la reutilización como alternativa sostenible y compatible con la protección del entorno natural.

Además, responde a nuevas demandas estratégicas, especialmente en el ámbito industrial, refuerza la garantía de suministro para la agricultura y favorece una gestión integrada de todos los recursos hídricos, apostando por la profesionalización de los usuarios y la recuperación de costes.

 

La metodología de trabajo parte de una estimación del potencial de reutilización, la identificación de las estaciones de regeneración de agua residual (ERA) y de los destinatarios finales. Tras el inventario de las EDAR, se realiza un balance entre recursos y demandas, se analiza el estado de las masas de agua y se priorizan actuaciones en un contexto de sequía y escasez.

Este proceso se traduce en un circuito completo del agua: desde el uso urbano y su depuración, hasta la regeneración y reutilización, devolviendo el recurso al sistema con garantías técnicas, sanitarias y ambientales.

 

Entre las principales actuaciones previstas destacan las mejoras y ampliaciones en instalaciones como El Bobar, El Toyo, Vera, Mojácar, Huércal-Overa, Cuevas de Almanzora, Guadalhorce (fase II), Algeciras, La Línea, San Roque o Huelva, entre otras.

Horizonte de planificación a medio y largo plazo

  • Situación actual: 70 hm³ producidos, con un potencial de reutilización de 344 hm³.
  • Horizonte 2027: 180 hm³, con una inversión estimada de 408,3 millones de euros, apoyada en fórmulas de colaboración público-privada.
  • Horizonte 2039: 262 hm³ de recursos generados.

Si se cumplen los objetivos marcados, Andalucía habrá incrementado en torno a un 350 % la producción de aguas regeneradas en 2033 respecto a los datos de 2018.

Aguas desaladas: una garantía adicional para usos estratégicos

La estrategia se completa con una planificación específica de desalación, orientada principalmente a usos urbanos sin garantía suficiente y a actividades económicas con elevados requisitos de calidad del agua y capacidad para asumir costes.

Actualmente, en 2024, Andalucía dispone de 103 hm³ de agua desalada, gracias a las actuaciones en las desaladoras de Carboneras, Mar de Alborán, Almería y Campo de Dalías I.

De cara a 2027, el objetivo es alcanzar los 160 hm³, mediante nuevas actuaciones y ampliaciones en infraestructuras como Bajo Almanzora I, Cuevas de Almanzora o Marbella, incorporando además iniciativas vinculadas al uso de energías renovables.

 

La Estrategia Andaluza de Recursos Hídricos No Convencionales se encuentra actualmente en fase de elaboración y participación, y está pendiente de su aprobación definitiva, prevista para el próximo otoño. Un paso decisivo para consolidar un nuevo modelo de gestión del agua en Andalucía, adaptado a los desafíos climáticos y a las necesidades de desarrollo sostenible del territorio.

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