La generación que tiene mucho que decir, por Miriam Ortiz GarcíaLa generación que tiene mucho que decir, por Miriam Ortiz García

Por Miriam Ortiz García.

Como todas las grandes reflexiones de la historia, esta también surgió una noche entre amigos y cerveza. Hablábamos de la vida, de las nuevas relaciones de pareja, de las viejas y, como no, de nuestros estudios y situaciones laborales. Hasta que una de las presentes entonó un: “si estudias, tendrás un futuro mejor…Eso es una mentira”.

Ahí comencé a pensar y a analizar profundamente aquella frase que tantas veces había escuchado. He de reconocer que yo personalmente la convertí en un mantra de mi vida; ahora puede que parezca hasta irrisorio, pero era algo que me removía por dentro y me hacía seguir adelante.

Soñaba con llegar alto, con trabajar en lo que me apasionaba, con construir un hogar y, por qué no, poder pegarme algún que otro viajecito. Creo que era un sueño generalizado que estaba latente en las mentes de una generación que sufría las últimas secuelas de las crisis del 2008.

“Cuando acabe de estudiar, todo esto habrá acabado y el mercado laboral me abrirá un hueco porque, por suerte, estoy muy formada”. Madre mía, qué decepción.

Tengo veintitrés años, he arrastrado las secuelas de la crisis del 2008; entre medias, me he sacado una carrera, un máster (en una universidad destacada porque eso daba caché, decían), una especialización para acabar encontrando una crisis económica post-COVID. Y ahora, ni con un cuarto de siglo cumplido, me he topado con la utopía del futuro mejor y me he estampado de bruces con la realidad. Una realidad no sólo mía, también es la de toda una generación cualificada que se ve acechada ferozmente por la inestabilidad económica, el desempleo y la precariedad laboral.

Muchos se empeñan en llamarnos la generación de cristal o la generación perdida; o, mi favorita, “unos millenials que se ofenden por todo y que lo quieren todo hecho”. Sin embargo, donde la mayoría -con bastante más edad que nosotros- ven unos pobrecitos que si los roza el viento se rompe; yo veo unos jóvenes que han quedado huérfanos ante la falsa premisa de “si estudias, tendrás un futuro mejor”. Yo solo veo a jóvenes que se preocupan por su presente, dejando a un lado las promesas del futuro.

¿No estáis cansados de que sólo nos digan que somos el futuro? Los jóvenes somos el presente y parece que nadie quiere hablar de ello, no sé muy bien el porqué.

Parece que todos quieren pasar por alto que nuestro presente es tener que trabajar y estudiar a la vez y que la universidad no nos de facilidades para compaginar ambas cosas; es encontrar u optar a trabajos mal pagados y de malas condiciones; es echar currículums a diestro y siniestro pero no ser aptos para el puesto porque, a pesar de tu mucho formación, te piden cinco años de experiencia -y a veces hasta un diente de dragón-; es trabajar para conseguir un salario que no te ofrece la garantía de poder llegar a fin de mes, ni de optar a un alquiler ni de crear una familia con un sustento económico estable.

Así que no, boomers, no somos la generación de cristal; si no la de gente cualificada que quiere trabajar y vivir con dignidad. Somos una generación que aún tiene mucho que decir y, sobre todo, mucho que hacer.

Autora de este artículo de opinión: Míriam Ortiz García. 

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