La madrugá de La Palma se caracteriza por el encuentro que realizan Nuestro Padre Jesús y María Santísima del Socorro en la placita del Corazón de Jesús.
Se abren las puertas de la Ermita Castillo del Valle, 05:00 de la mañana, la cruz de guía avanza a paso ,lento en una noche llena de riguroso silencio, una saeta rompe en mitad de la noche en la Plaza España, Nuestro Padre Jesús Nazareno camina desolado en busca de su Madre, María Santísima del Socorro que acompañada por San Juan Evangelista y con pasito lento va en busca de su Hijo.
Desde el Castillo del Valle comienza la madrugá palmerina, da comienzo la estación de penitencia de la Muy Antigua, Venerable, Piadosa y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima del Socorro y San Juan Evangelista. Una de las hermandades más antiguas del municipio y que cuentan con una de las cuotas más altas de hermanos, un total de 960, de los cuales 263 realizaron la pasada madrugada estación de penitencia.
En el primer misterio de esta cofradía se puede observar la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, obra de finales del siglo XVI, principios del XVII y anónima, acompañado por Simón Cirineo, de Moreno Daza, quien le ayuda a cargar con la Cruz hasta ser crucificado. El Señor recorre las calles de La Palma acompañado por la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús Nazareno, del mismo municipio. Un total de 28 costaleros formando una cuadrilla de unos 50 bajo las voces de Manuel Robledo y Manuel Jesús Robledo Martínez
En el paso de palio va “mecida” por sus costaleros la Virgen del Socorro, de Sebastián Santos Rojas, acompañada por la obra de Antonio Bernabé, San Juan Evangelista. Un magnífico palio de plata que no deja indiferente a todo aquel que lo contempla. María Santísima del Socorro reparte devoción por La Palma y es acompañada por la Agrupación Musical Nuestra Señora del Valle. Un total de 24 costaleros formando una cuadrilla de unos 40 a la llamada de Juan José Lepe Moro y Manuel Lepe Moro.
Si algo caracteriza a está Hermandad, y a la madrugada palmerina en sí, es el peculiar y emotivo encuentro que realizan Madre e Hijo en la Plaza del Corazón de Jesús, donde ambos dos mecidos por sus cuadrillas comienzan el camino para desprender amor y fervor por la calles de La Palma antes de que el Señor sea crucificado.
Mañana de Viernes Santo, sol radiante que se abre paso tras la primera luna llena de la primavera, el cortejo enfila la Calle Real, el Señor va camino del Valle y se despide del pueblo antes de volver a morir, como cada año por todos y cada uno de los que le imploran. Detrás su Madre llena de dolor vuelve a repartir amor y calma,
Foto: David Limón
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