La vivienda cumple un año como principal preocupación en España y golpea especialmente a los jóvenes que buscan independizarse.
La vivienda vuelve a encabezar, por duodécimo mes consecutivo, la lista de principales problemas en España, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El acceso a un hogar se menciona ya en el 40% de los cuestionarios, la cifra más alta registrada hasta la fecha, lo que refleja una preocupación creciente que afecta de manera directa a toda la población, pero especialmente a los jóvenes que intentan emanciparse.
El indicador inició su ascenso en diciembre de 2024, cuando ya se situó como el mayor problema nacional con un 22,3% de menciones. Un año después, la preocupación casi se ha duplicado. Solo entre octubre y noviembre, las alusiones a las dificultades para encontrar un lugar donde vivir crecieron tres puntos.
En el ámbito personal, la ciudadanía sitúa como primer problema la crisis económica (28,1%), seguida nuevamente del acceso a la vivienda (26,8%). Completan la lista la sanidad (19,9%), la calidad del empleo (19,2%) y la inmigración (19,2%).
Pese a estas cifras, la percepción sobre la economía nacional está dividida: un 58,6% la considera buena o muy buena, mientras que un 34,1% la ve mala o muy mala. A nivel individual, uno de cada cuatro españoles califica su economía personal como mala o muy mala, mientras que el 64% afirma que atraviesa una buena situación.
Los jóvenes, los más afectados: independizarse es casi imposible
El repunte de la preocupación por la vivienda coincide con un contexto especialmente complicado para los jóvenes. Los precios de alquiler y compra continúan al alza, mientras que los salarios no crecen al mismo ritmo, lo que está provocando que la edad media de emancipación siga retrasándose.
El CIS refleja indirectamente esta realidad: la vivienda no solo es el principal problema del país, sino también uno de los que más impacta personalmente en los ciudadanos. Entre la población joven, la situación es aún más crítica. Asociaciones juveniles y observatorios de vivienda vienen alertando de que, en muchas provincias, un menor de 30 años necesitaría destinar más del 90% de su salario para alquilar en solitario, una cifra que hace prácticamente imposible independizarse sin compartir piso o recurrir a ayuda familiar.
Además, la falta de vivienda asequible se suma a la inestabilidad laboral —reflejada también en los datos del CIS como uno de los grandes problemas del país—, creando un escenario en el que planificar un proyecto de vida se vuelve cada vez más complejo.
Mientras la preocupación por la vivienda continúa marcando máximos históricos, la demanda de soluciones estructurales para facilitar el acceso a un hogar, especialmente entre los más jóvenes, se convierte en una de las principales urgencias sociales que enfrenta actualmente el país.

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