Encarnación Lemus es la autora de “Ellas. Las estudiantes de la Residencia de Señoritas”, una obra que recoge la historia de las residencias de estudiantes, donde se fraguo el cambio del rol de la mujer en la Edad de Plata.
En 1910 se crean en Madrid, y en el paraguas de las instituciones inspiradas de las instituciones de enseñanza, la Residencias de Estudiantes marco donde se fragua la parte artística de la Edad de Plata. Un lugar para albergar en Madrid a todas aquellas personas que fuesen a estudiar a la universidad central
Encarnación Lemus, ha descubierto uno de los episodios más luminosos de la historia reciente de España. Gracias a las cartas y documentos procedentes de la antigua Residencia de Señoritas, que la Fundación Ortega-Marañón encontró, se estructuro la versión femenina de la famosa Residencia de Estudiantes.
“En el jardín había aparecido una caja, de documentos que aparentemente iban a ser destinados a la basura a la hacía décadas que no se escuchaban las voces y las risas de las jóvenes de la Edad de Plata que quisieron cambiar su época”.
Encarnación Lemus López, catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Huelva, ha tardado años en desentrañar la historia de aquella Residencia de Señoritas que se creó en 1915 para acoger a muchachas de provincias que buscaban un alojamiento respetable durante sus estudios en Madrid.
“A la residencia se llegaba cuando tu tenías que buscar un sitio en Madrid”.
La Residencia se convirtió en un laboratorio de experimentación de la nueva mujer española moderna, culta e independiente. De allí surgieron el Lyceum Club Femenino o la Federación Española de Mujeres Universitarias.
Lemus ha escuchado las conversaciones de las señoritas, ha descubierto sus momentos de felicidad, sus miedos, sus proyectos, todo gracias a las cartas que se enviaban entre ellas y también a sus familiares.
En 1915 se da una coyuntura especial, la residencia de estudiantes había crecido tanto que había necesitado que se construyera un grupo de edificios mayores para dar cavidad a ese movimiento estudiantil. Juan Ramón Jiménez lo bautizo como la colina de los chopos.
Una de las premisas de la institución libre de enseñanza era ubicarse en un plano de igualdad, algo que ya era revolucionario en la época. Los varones se van a su nueva sede y el espacio más pequeño, donde había surgido esa institución se ocupa con una nueva residencia creando la residencia de estudiantes grupo femenino.
“En ese entorno se fortalece la idea de crear un grupo femenino para crear la residencia de estudiantes”.
La institución es la misma, pero se rebautiza con el argot “Residencia de Señoritas” encontrando en el lugar los mismos parámetros y las mismas formas de educación y estudio profesional de chicas y chicos.
Por esta residencian pasaron las mujeres que integraron y formaron la Edad de Plata, Concha Méndez Maruja Mayo, María Zambrano, Zenobia, entre otras. Mujeres que están en ese entorno, algunas residentes, otras profesoras y otras simplemente asistentes a las clases de señoritas.
“Esta obra pretende rescatar a un colectivo mucho mayor de mujeres que no pertenecen al mundo de las artes, pero que pertenecen a ese movimiento que consigue el cambio generacional, las mujeres profesionales, pues a Madrid se iba para convertirse en una profesional”
Lemus habla en su obra de aquellas mujeres que le han impresionado, en el ámbito de las ciencias es Cecilia García de la Cosa, estudiante de la licenciatura de medicina en Sevilla. En aquellos tiempos para hacer la tesis y defenderla había que trasladarse a la Universidad Central (Madrid), por recomendación de otras estudiantes que ya lo habían hecho deja Sevilla para ir allí.
“Tiene un currículo impresionante, pues en los años 20 ganó la oposición para ser médica de la Marina Mercante, es decir, si eso es a día de hoy un reto y han pasado más de 100 años, imagínate en aquellos tiempos. Se embarcó como médico de la Marina Mercante, aquello era impresionante”.
Zenobia Camprubí, fue otra de las estudiantes que consigue en 1900 los pasajes más baratos, para que las primeras españolas que van a participar en un intercambio interuniversitario entre España y Estados Unidos, algo impensable después de una guerra.
Cuatro estudiantes veinteañeras que se marcharon a Estados Unidos en un barco de soldados para seguir sus estudiaos en Norte América. No tenían referentes y tenían que hacerlo ellas solas, consideradas auténticas aventureras que inician proyectos que no saben cómo van a terminar.
Entre esas aventuras Lemus recuerda a María García Escalera, oriunda de Huelva, una de las primeras medicas de España, y de las primeras que trabajan en el servicio público. Una de las primeras que abren en Andalucía, en la ciudad de Huelva en concreto, una clínica ginecológica.
“Huelva no estuvo ausente de ver a esas mujeres pioneras estudiar y desarrollarse profesionalmente en la provincia”.
Matutina Rodríguez Alvarez se colegió en el Colegio Médico de Huelva, es la segunda mujer colegiada en este lugar y ejerció sus primeros años aquí en el ámbito, en concreto en Río Tinto donde ejerció de pediatra.
Guerra Civil
En julio del 1936, llegó la Guerra Civil, por ese entonces la Residencia de Señoritas constaba ya de cinco edificios, en verano siempre se quedaban en la residencia algún estudiante que estaba investigando, señoritas extranjeras haciendo cursos especialización de español o personas que tenían dificultades familiares para volver a casa. También residían allí las familias de la Junta de Ampliación de Estudios, que ocasionalmente estaban viviendo en Madrid. En concreto la familia Laura Lorca, una de las señoritas, estaba en la residencia cuando estalla la guerra.
“En los primeros meses se intenta mantener una cierta normalidad, que a lo largo del tiempo se pierde, de hecho, los edificios de la residencia quedaron transformados en un hospital militar”.
Igual que otros organismos afines al Gobierno Republicano, la Residencia Señoritas lucha por seguir funcionando, y se traslada con el Gobierno a Valencia a la ciudad de Paiporta. Desde que estalla la guerra, hasta que finaliza en 1939 hubo un curso de la Residencia de Señoritas.
“Nada era igual, hubo una especie de anexo, pero en Valencia. Siguiendo así los derroteros del Gobierno”.
Una de las cosas que desaparece en el 39 es la propia Junta de Ampliación de estudios, ya que esta era una institución gubernamental que dependía del Gobierno. En los espacios donde había estado la residencia de estudiantes se crea el CSIC, actual que nace en el mismo año como transformación de lo que había sido la Junta de Ampliación de estudios.
Una vez finalizada la guerra, la Residencia de Señoritas se refunda en un colegio mayor para mujeres, Colegio Mayor Santa Teresa, en el nombre ya se ve que, de ser una experiencia laica y liberal, pasa a ser un colegio mayor para estudiantes, pero dirigido por Falange y en el ámbito del Nacional Catolicismo, como no podía ser de otra manera en aquella fecha.
Encarnación Lemus tiene siempre la cabeza llena de proyectos intentando compatibilizar la mente de una mujer investigadora con temas familiares y personales.
“Tengo que confesar que cuando me detuve hacer este libro de “Ellas” hice un rodeo a mis líneas principal de investigación ligadas a las líneas de política exterior de España. Había dejado medio abandonado, nunca abandonado del todo, un tema que me interesa muchísimo y que no pierde actualidad”.
Ellas. La crónica personal de aquellas muchachas que se atrevieron a protagonizar una gran aventura. Jóvenes de clase media procedentes de familias que sabían que no podían vivir de las rentas sino de su trabajo. De ahí la importancia de la educación.
[…] “Ellas, las mujeres rompedoras de la Edad de Plata” […]