Una cuestión de casualidad llevo a la Universidad de Huelva hasta la Región de Kédougou, en concreto a Pais Bassari, una región de riqueza étnica y paisajística que se encuentra en la Reserva Natural Comunitaria de Dindefelo.

La Universidad de Huelva en cooperación con la Agencia Andaluza de Cooperación al Desarrollo llegaron hasta Pais Bassari, en la región de Kedougou, hace ya casi 5 años. Juan Manuel Domingo Santos, Profesor Titular de la Universidad de Huelva del Departamento de Ciencias Agroforestales es Responsable de los Proyectos de Cooperación de la UHU con la Agencia Andaluza de Cooperación y es uno de los encargados de este proyecto.

El azar hizo que Juan Manuel, junto a Francisco Marín y Reyes Alejano, viajarán a Senegal en un viaje de exploración. Este viaje surgió tras la visita de un alumno que colaboraba en esta zona, en concreto con un proyecto de Protección de Chimpancés, animales habituales en la zona de la Reserva Natural Comunitaria de Dindefelo. El antiguo alumno de la Universidad, Antales Bermejo, se fue de voluntario a esta zona de Senegal, y volvió pidiendo consulta técnica sobre cuestiones de gestión en la región, ahí empezaron los trabajos y llegaron a este punto, que no sabían dónde se ubicaba y ya han visitado tantas veces.

Tras esta primera visita Reyes Alejano marco el cooperar con esta zona entre sus objetivos y metas tanto profesionales como personales, y a día de hoy se puede decir que lo han conseguido, pues este es el tercer proyecto que la UHU enlaza en la región de Kedougou. Esta región es una zona de transición entre el desierto del Sahara y las selvas africanas tiene del interior y de la costa. Un lugar lleno de encantos y con calor, tranquilo, sin problemas de violencia, ni religión. Donde hay buena comida y una gran hospitalidad.

“La población senegalesa es maravillosa, un pueblo hospitalario, alegre, colaborador, ofrece su ayuda. Siempre te invitan a comer o tomar el té. Les encanta recibir regalos, pero sobretodo corresponderte”

Así lo afirma el profesor Juan Manuel Domingo, que ha tenido la oportunidad de estar allí en reiteradas ocasiones. Asimismo, asegura que se recibe demasiado en relación a los pocos medios que poseen.

Son pocas las necesidades básicas que tienen cubiertas en esta zona, de hecho, en la comuna en la que trabaja la Onubense, que comprende un total de quince pueblos, no hay ni luz, ni agua corriente, ni alcantarillado, entre otras necesidades inexistentes. La forma de comunicación más rápida son los 40 kilómetros que separan la comuna de la ciudad, y tienen una duración de dos horas. Además, tienen desabastecimiento de agua, recorriendo en algunas fechas hasta 5 kilómetros para conseguir agua.

Las poblaciones de la zona son autosuficientes, comen lo que producen, por lo que tienen desabastecimiento de alimentos en ocasiones, en especial durante la época seca (que es ahora) solo comen algunos cereales y algo de vegetal, los días extraordinarios se pueden permitir comer algo de pollo o carne.

En las comunas, lo que aquí se denomina Ayuntamiento, las condiciones de vida son algo duras. Entre otras, la cobertura médica es escasísima, la escolarización es básica hasta los 9 o 10 años, a partir de esa edad irregular sobre todo para las niñas que se sacan de la escuela para ayudar en casa.

“Es un sitio con encanto, con multitud de espacios de gran interés, Delta del Sidi Salum, ciudad de San Luis (límite con el desierto Mauritania), región de Casamal, entre otros lugares. No está desarrollado aún por eso queremos poner nuestro granito de arena allí”

Aun así, son una comunidad que aporta todo lo que tiene y se caracteriza por su hospitalidad. De hecho, en la última visita que les acompaño la Rectora, María Antonio Peña, dormían en un campamento en el que no había ni luz, ni agua, ni las principales necesidades básicas, pero les regalaron a todos los hombres una camisa y a todas las mujeres un vestido. Personas con pocos medios pero que intentan agradar y llegar a las personas.

Un pozo en Senegal

El proyecto del pozo surge a raíz de la estancia en Senegal de Francisco Marín, Reyes Alejano y Juan Manuel Domingo, encuentran múltiples necesidades y la forma de colaborar enlazada a sus conocimientos. Por ello buscan una convocatoria en la que como ingenieros forestales puedan ayudar y en colaboración con la Agencia Andaluza de Cooperación al Desarrollo solicitan el primer proyecto de los tres que llevan en la zona.

“Ni nos lo pensamos ya que habíamos quedados enamorados del sitio, de su gente y de todas las necesidades que tienen. Preparamos una memoria el proyecto y fue aprobado por la Junta en una convocatoria en 2017, a finales del 2018 empezamos a trabajar en él con mucha ilusión y pensando que íbamos a hacer un trabajo positivo”.

Actualmente, la Universidad de Huelva está ejecutando el tercer proyecto en País Basari. Todos los proyectos que han desarrollado hasta ahora buscan lo mismo, el desarrollo sostenible.

El primer proyecto se ejecutó entre 2018 y 2020, con este proyecto de formación de la población para la agricultura se construyó un pequeño edificio en una zona remota y se dio una formación sobre agricultura sostenible. Además, tangiblemente se desarrollarón un huerto comunitario y dos pozos. Gracias a ello, la población de esa zona dispone de verduras frescas durante todo el año. Además, se hizo un inventario de la Reserva Natural comunitaria e inventario de la zona.

El segundo proyecto se ejecutó desde 2019 a marzo de 2022, este proyecto de Desarrollo Turístico nació a raíz del gran potencial que se encontró en la zona para atraer financiación y hacer que el turismo “dejara dinero”. A través de él se ha dado formación a establecimientos, guías turísticos, se ha recolectado información y generado documentos (guía de rocas o guía general de la reserva, por ejemplo).

También se realizó cartelería de diversos tipos para desviaciones y señalización de zonas.

“La riqueza geológica y etnológica es impresionante, cuanto más tiempo pasas allí, más necesidades ves y más quieres ayudar”

En 2022 empieza el tercer proyecto, en este además de la Agencia Andaluza de Cooperación al Desarrollo entra Aqualia. La principal contribución de la empresa ha sido la construcción de un pozo, pero además en este proyecto entra la valoración de productos agrícolas, la formación a la población para manipulación de alimentos, la puesta en valor etiquetado moderno para su venta en mercados y al turismo.

En este proyecto también se está poniendo en valor el “fonio” es el alimento estrella junto a mangos, plantas de infusiones, cacahuete, maíz o arroz. Además, se están construyendo infraestructuras para conservar los alimentos y puntos de venta para los mismos.

“Se pretende una serie de mejoras para los sectores de la reserva comunitaria, donde los investigadores puedan ir a conocer todo lo de la reserva. Además, de un punto de venta donde se pueda concentrar todo lo típico de la zona de cara al turismo que se está desarrollando y potenciando en el lugar”

La concienciación ambiental es otro de los puntos fuertes de estos profesores implicados en esta labor tan importante en la reserva comunitaria. De hecho, su expansión se realiza por colegios, aldeas y con los oriundos de la zona. Asimismo, están intentando investigar en la zona a nivel doctoral para mejorar todo lo que puedan desde la perspectiva forestal.

Juan Manuel afirma que personalmente es uno de los trabajos que más le ha aportado a lo largo de sus 25 años como profesor, “sobre todo al ver que es posible con tu trabajo personal un efecto positivo en la vida de personas, que necesitan tantas cosas, que cualquier mejora que tú puedas aportar es grande”.

En Senegal es frecuente que todas las personas que provienen de un mismo poblado tengan el mismo apellido. Entre las etnias hay tres o cuatro apellidos y toda la población se apellida igual. En uno de los viajes viajaron cuatro compañeros de la Universidad Reyes Alejo, Juan Antonio Morales, Juan Ignacio García Y Juan Manuel Domingo. Cuando llegaron a coger el autobús les apodaron como la familia “ouane” (nombre de Juan en su idioma) incluida Reyes, ya que para ellos Juan se convirtió en el nombre común de esta familia onubense, “nos hicieron senegaleses de golpe”.

La UHU no ha llegado hasta allí a dejar grandes cantidades de dinero, ya que la financiación es pequeña, pero sí esperanza, confianza, conocimiento y un impulso para que la población pueda trabajar y así ayudar a quién lo necesita.

 

Un comentario en «La casualidad que llevo a la UHU a trabajar para el desarrollo de Pais Bassari»

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