El encuentro se ha centrado en la gestión hídrica como herramienta para garantizar la compatibilidad entre conservación y actividad socioeconómica, y destaca el papel de los agricultores como conservadores.

La Casa de la Cultura de Almonte ha acogido la segunda edición de El Legado de Doñana, una jornada dedicada a analizar el papel del agua en el equilibrio ecológico y socioeconómico del entorno del Parque Nacional y Natural. La sesión se centró en cuestiones concretas como la situación actual del acuífero, las consecuencias del último ciclo de lluvias, el cumplimiento de los compromisos recogidos en el Pacto de Doñana y la viabilidad de nuevas infraestructuras hídricas.

El encuentro, organizado por el Ayuntamiento de Almonte, puso sobre la mesa la necesidad de combinar planificación técnica, acción institucional y participación del territorio para responder con eficacia al desafío hídrico. En este contexto, se reconoció también el compromiso creciente del sector agrícola con el uso responsable del agua y su disposición a formar parte activa de las soluciones.

El alcalde de Almonte, Francisco Bella, fue el encargado de abrir el acto, destacando la importancia de generar una mirada local con capacidad de análisis y propuesta. “Con El Legado de Doñana queremos colocar una lupa desde lo local. El agua no es solo un recurso, es una forma de vida que sostiene a toda la actividad económica, ambiental y social de esta tierra. Cuidar el agua es cuidar Doñana, y cuidar Doñana también es cuidar a su gente”, afirmó. Bella insistió en que “o hay complicidad real con quienes habitan aquí o no habrá conservación efectiva. Este ciclo nace para visibilizar esa visión desde dentro, y para generar consenso. Es el momento de acelerar acuerdos, pero con justicia territorial y corresponsabilidad”.

Juan Mato, presidente de la Comunidad de Usuarios de Masas de Aguas Subterráneas La Rocina (CUMAS), insistió en que el debate sobre el agua debe traducirse en acciones concretas: “Doñana necesita agua, pero también acción. No basta con hablar, hay que invertir y actuar cuando hay posibilidad. Ahora que ha llovido, es cuando deben ponerse en marcha las soluciones”, expresó. Mato subrayó la necesidad de aprovechar los momentos de disponibilidad hídrica para implementar infraestructuras sostenibles, señalando la urgencia de apostar por nuevas fuentes, como la desalación, y mejorar la conexión hídrica entre territorios.

A continuación, Alejandro Rodríguez, comisario de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, centró la parte principal del encuentro en los esfuerzos que se están llevando a cabo para equilibrar las demandas del territorio con los límites del sistema hidrológico. “Doñana y el agua están profundamente unidos. Aquí confluyen el medioambiente, la economía y la sociedad. Desde la Confederación trabajamos para sostener ese equilibrio. Las recientes lluvias han sido positivas, han recuperado niveles del acuífero y lagunas que no se veían desde hace años, pero debemos entender que estos ciclos son normales. No podemos confiar solo en el cielo: necesitamos planificación y acción”, explicó. Rodríguez defendió la necesidad de adoptar soluciones integradas a nivel de cuenca. “La respuesta no es solo técnica, también es de modelo de territorio. Por eso estamos volcados en este espacio tan sensible y estratégico”, afirmó durante su exposición.

La jornada incluyó una mesa redonda en la que participaron Sergio Arjona, viceconsejero de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía; Pedro Báñez, representante de la Comunidad de Usuarios de Masas de Aguas Subterráneas (CUMAS); y el propio Alejandro Rodríguez. El debate permitió contrastar perspectivas sobre los retos actuales en la planificación del agua, la ejecución de políticas de conservación y el papel de las comunidades locales en este proceso.

Sergio Arjona puso el acento en la necesidad de dotar a Doñana de resiliencia frente al cambio climático, señalando que “la Junta apuesta por medidas estructurales que permitan mantener zonas inundadas incluso en periodos secos, como demuestra la reciente adquisición de la finca Veta La Palma, que permitirá conservar más de 3.000 hectáreas de humedales funcionales”. Además, valoró el grado de cumplimiento del Pacto de Doñana: “Estamos superando los compromisos adquiridos. El grado de ejecución ya es significativo, y seguimos trabajando en un marco de colaboración con horizonte en 2027”.

Por su parte, Pedro Báñez defendió el papel responsable del colectivo de regantes y usuarios del agua, reivindicando una participación activa en la toma de decisiones y señalando que la sostenibilidad solo será posible si se integra la experiencia de quienes viven y trabajan en el territorio.

La jornada concluyó con un mensaje común: la conservación del espacio natural más emblemático de Europa requiere planificación rigurosa, implicación institucional y la inclusión real del territorio en la toma de decisiones. El Legado de Doñana, impulsado por el Ayuntamiento de Almonte, seguirá desarrollándose como un espacio de conocimiento, diálogo y corresponsabilidad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *