El jurado popular ha emitido un veredicto de culpabilidad por asesinato contra el acusado de la muerte de una mujer en un asentamiento de Moguer. 

El jurado popular ha declarado este martes por unanimidad culpable de asesinato al hombre natural de Mali acusado de asesinar a puñaladas a una mujer, natural de Guinea Ecuatorial, en un asentamiento de Moguer en marzo de 2020, a la que llegó a propinar hasta 110 puñaladas en diferentes partes del cuerpo.

Así lo ha decidido el Tribunal de Jurado del juicio que se ha celebrado en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, después de que el propio acusado admitiera los hechos este lunes en el primer día de juicio y de que se presentaran en la vista pruebas y testificales que lo incriminaban. De este modo, el Ministerio Fiscal –que solicitaba 25 años de cárcel por asesinato con alevosía ensañamiento– y la defensa han llegado a un acuerdo para que esta persona cumpla la pena de 22 años de prisión, de los cuales lleva cumplido más de tres.

Así las cosas, además de la confesión del hombre, el examen forense ha sido otra de las pruebas que han motivado el objeto de veredicto del jurado popular al «no haber género de duda» de que la sangre y el ADN encontrados en el arma utilizada en el crimen era de esta persona.

En la vista de este lunes, un agente de la Guardia Civil –secretario de la investigación– explicó que tras el aviso se encontraron a la víctima «cabeza abajo» y precisó que a través de una hermana y una amiga de la asesinada pudieron averiguar que habían sido sustraídos algunas pertenencias, ya que «conocía todo lo que tenía», entre ellas, varios móviles y una manta.

Asimismo, indicó que un testigo, que conocía a la víctima, le facilitó información e incluso un número de teléfono que poseía el acusado en ese momento, así como que otros testigos apuntaron que días antes de  que se descubriera el cuerpo de la víctima, varios de los habitantes del poblado realizaron una hoguera y «vieron a una persona manchada de sangre con una manta puesta».

En este sentido, el agente explicó que estas personas no pudieron precisar de quién se trataba y que el acusado argumentaba que la sangre era a causa de que «se había caído de la bici». Además, señaló que la manta fue reconocida por la hermana de la víctima ya que decía «que la tenía normalmente doblada cerca de la cama».

Asimismo, los agentes investigaron los móviles que habían sido sustraídos y la geolocalización de uno de los terminales «apuntaba hacia un grupo de chabolas», por lo que realizaron varios registros, pero su portador no era el acusado, sino un compañero de chabola, que también compareció como testigo en el juicio, donde explicó que ese terminal «se lo vendió» el acusado por «30 euros» porque necesitaba «dinero para ir a ver a su hermano a otra ciudad».

Por otro lado, otro de los testigos, que aseguró conocer a la víctima, señaló al acusado como posible autor del crimen, ya que «tenía conocimientos de que era él» y además ha explicado que otras personas del poblado le comentaron que lo vieron aparecer en la hoguera con «sangre y cubierto con una manta rosa». Además, este testigo le comunicó a la Guardia Civil un número de teléfono que pertenecía al acusado, gracias a lo que se comenzó a «investigar las conversaciones» y pudieron dar con el acusado, según ha subrayado el secretario de la investigación.

En otro orden de cosas, en cuanto a las pruebas periciales, uno de los miembros de la Unidad Policial relató que cuando llegaron al lugar de los hechos, se encontraron «la hoja de un cuchillo, encima de la cama y piedra con sangre en el suelo, entre una cajonera y la cama de grandes dimensiones, justo al lado del cuerpo de la víctima» que fueron enviados a investigar, toda vez que explicó que se encontró «una huella dactilar» en el cuchillo que fue cotejado una vez que el acusado fue detenido y se le pudo extraer una muestra de ADN y la toma de huellas.

Asimismo, otro agente de la Guardia Civil corroboró que días después del suceso se trasladaron a la zona donde se produjo la hoguera y «recogieron una manta de color rosa o roja, con sangre, a diez metros donde estuvo sentado» el acusado, y que esta prenda fue «reconocida» por una vecina de la víctima».

El cuerpo sin vida de la mujer fue hallado la tarde del día 23 de marzo de 2020, siendo el acusado detenido en Sevilla el día 2 de junio de 2020 «tras haber huido y haber intentado sustraerse a la acción de la justicia». El investigado pasó a disposición judicial el día 5 de junio de 2020, acordando el Juzgado de Instrucción número 2 de Moguer la prisión provisional comunicada y sin fianza, prorrogada el día 10 de mayo de 2022 por auto del mismo juzgado por un tiempo de hasta dos años.

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