Sorolla dejó reflejada la ermita de Montemayor en un viaje a la provincia en 1909.

En el centenario de la muerte del genial pintor Joaquín Sorolla, la Fundación del Nobel moguereño rinde homenaje al artista valenciano mostrando al visitante el cuadro de la ermita de Montemayor, patrona de Moguer, que Sorolla pintó en 1909 durante el viaje que realizó a La Rábida y la ciudad del Tinto.

Asimismo, junto a la obra artística se exponen interesantes documentos que ilustran la estrecha amistad que ambos genios de la creación mantuvieron a lo largo de los años.

La concejala de Cultura de Moguer, Eva Rodríguez, y la diputada provincial Carmen Díaz, representantes de dos de los patronos de la Fundación, acompañaron a su director Antonio Ramírez, y a la investigadora Rocío Bejarano, en la presentación de esta Pieza del Mes que ocupa ya un lugar destacado en el espacio juanramoniano.

La pintura de Sorolla es un boceto que ilustra la ermita de Nuestra Señora de Montemayor, realizado en óleo sobre lienzo en noviembre de 1909, tal y como el propio Juan Ramón escribe de su puño y letra en el mismo reverso del cuadro, una anotación que también puede admirarse en la vitrina expositora que acompaña la obra pictórica.

Asimismo, podemos deleitarnos durante nuestra visita a la casa-museo con el texto del libro Españoles de tres mundos que Juan Ramón le dedica a su amigo Sorolla; el libro Poesías escojidas, de la Hispanic Society, donde aparece el famoso retrato del poeta del autor valenciano, así como la fotografía que se hacen juntos los dos amigos en La Rábida, cuando ambos contaban poco más de 20 años de edad.

La relación entre Juan Ramón Jiménez y Joaquín Sorolla se inicia con el encuentro entre ambos personajes cuando el poeta acompañaba al Doctor Simarro en una de sus frecuentes visitas al estudio de Sorolla. En 1903, el pintor realizó uno de los retratos más conocidos del poeta de Moguer, vestido con traje claro y sosteniendo uno de sus libros.

El estudio de Sorolla se convirtió en un lugar muy frecuentado por Juan Ramón, donde se llevaban a cabo tertulias con la presencia de selectos asistentes, como el gran Pío Baroja.  Juan Ramón consideraba a Sorolla como el principal pintor de su tiempo y mostró siempre por su obra una profunda admiración que se tradujo en varias colaboraciones literarias que contribuyeron sin duda al reconocimiento del talento del pintor.

En 1909, fecha en la que se pinta esta Pieza del Mes que acaba de presentarse, Juan Ramón acompañó a Sorolla durante su estancia en Huelva, donde el pintor había viajado para documentar su famoso lienzo “Cristóbal Colón saliendo del puerto de Palos”. Juan Ramón dedicó su poemario Domingos a Joaquín Sorolla, elogiándolo como “mago de tonos e irisaciones, siempre despierto en sus laureles”, y también incluyó el poema “Llegada ideal” en su gran obra Diario de un poeta recién casado, dedicado asimismo al artista de la luz.

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