Ana González y Mario Garay son dos amantes del vino que han construido su vida entorno a él. Se conocieron gracias al vino, comenzaron su noviazgo y se casaron, y a la par que comenzaban su vida matrimonial y compraban su casa en La Palma, se hicieron de una viña en memoria de aquello que los unió.

Concretamente adquirieron media hectárea en el camino de Hinojos, con la idea principal de crear su propio vino para consumir durante el año, no para vender ni exportar. De hecho, el primer año sacaron una producción de 40 botellas en el patio de su casa, este han sacado una producción de 12.000.

“Hacíamos vino para nosotros, amigos, familia, allegados, lo hacíamos de manera casera en el patio de nuestra casa, se formaba un zafarrancho increíble, hasta que en el año 2012 compramos la Bodega.”

La pareja adquirió la Bodega cuando la producción comenzó a desbordarse y tanto bares como comercios pedían vino, el cual no podían vender porque aún no se encontraban registrados. Por ello se aventuraron a la compra de la Bodega, almacén propiedad de la familia de Ana que 15 años después se ha convertido en un proyecto innovador que alberga una forma peculiar de elaborar el vino.

De hecho, a día de hoy es más grande, pero la pareja empezó con 75 metros cuadrados un espacio mucho más reducido de lo que a hoy es la Bodega. Además, marcaron tendencia, pues en España se comienza a estilar ese tipo de bodega pequeña, bodega en garajes y según afirmaban (entre risas) ahí entraba todo lo necesario para que entrara la uva y saliesen botellas, pues ahí se prensaba la uva, se retiraba, se embotellaba y se seguían todos los procesos.

“No podíamos vender porque no teníamos etiqueta, la producción empezó como un hobby y era una cosa pequeñita.”

Garay viene del apellido de Mario, al cual señala Ana con una sonrisa, y con el vino se marcaron la propuesta de elaborar algo distinto a lo que se acostumbra en el Condado. Pues La Palma es una potencia vinatera históricamente y en la actualidad había poco movimiento

“Nosotros llegamos un poco revolucionando el tema, al principio nos decían de todo, porque acostumbrados a las bodegas típicas de la palma, esto no tenía nada que ver, pues hacemos el vino en la viña, podamos la cepa, la castramos, la abonamos, la cuidamos todo el año y le recogemos le uva que nosotros mismos transformamos de nuestra viña.”

Ana y Mario afirman que les gusta estar presentes en la elaboración completa del vino y en el proceso. Además se caracterizan por ser ecológicos al 100%, por no usar productos sistémicos y vivir en base a la economía circular de residuos, pues todo lo que sale de la Bodega vuelve al campo. Lo único que puede llevar de añadido en el campo, y son cosas naturales, son productos para el tema del control de plagas. De hecho, a la elaboración en Bodega tampoco le añadimos nada.

Quizás sea esa la diferencia de la marca Garay, vinos naturales, cien por cien uva, vinos honestos que un año te puede salir de una manera y al siguiente de otra, “pero es lo que hay en la viña”.

“Fiel reflejo de la naturaleza, en el viñedo no toqueteamos nada para que sepa una cosa u a otra, que son técnicas legales que utilizan diferentes bodegas pero nosotros nunca hemos realizado esa práctica porque es nuestra forma de ver la elaboración y lo que consideramos que nos hace diferentes. De hecho, las personas mayores cuando prueban nuestros vinos dicen que son como los que habían antes, ya que no existían tantos inventos como ahora».

Cuando empezaron a elaborar empezaron metiéndole barricas al vino joven, ese que se bebe el año que se vendimia, y que tampoco era una práctica que se viese mucho, de hecho se hacía mucho por el Norte, zona natural de Mario, “sin pensarlo empezamos a hacerlo aquí”.

“Al principio a la gente le resultaba raro que un vino de zalema joven estuviese unos meses en barrica. Ya que el vino nuestro de uva zalema no solía llevar crianza en barrica, si se metían los viejos, olorosos y aquellos de muchos años de crianza, como se hacían en las bodegas antiguas”.

El Condado de Huelva siempre se ha caracterizado por el sistema de criaderas de solera, se metía vino nuevo por las barricas de arriba y salía por las de abajo, lo que implicaba entonces muchísimos años de crianza.

“No es que lo hayamos implantado, pero si nos hemos traído esa parte del Norte al Sur, no se ha extendido, de hecho, aquí se mantienen dos perfiles de vino el blanco joven afrutado y los que habla Ana de criadera y solera. Es algo diferente, ya que consideramos que hay que innovar y experimentar”, afirma Mario.

Dos innovadores que también se decantaron por las tinajas de barro hace cuatro años, pues empezaron a elaborar vino blanco con sus pieles en tinajas de barro, algo que aquí no hace nadie, incluso en España era una práctica poco usada, y en cuestión de tiempo ha ganado más adeptos, quizás en unos años se vea como algo normal.

Otro de los vinos más innovadores es el Ancestral, que como su propio nombre indica realizan con un método de elaboración ancestral, con burbuja, no llega a ser cava, pero es un espumoso con poca graduación.

Afirman, como curiosidad, que este vino Ancestral nace de la producción de un año de mucha uva en el cual ante tanta cantidad se quedaban cortos los depósitos, por lo que tuvieron que inventar algo porque no cabía toda la uva. “Vendimiamos una parte e hicimos el espumoso, cuya característica peculiar es que antes de que fermente lo tenemos que embotellar para que quede la burbuja dentro de la botella,

Una fórmula para despejar el deposito que creo tendencia y tuvo un exitazo, “además lo hicimos en botellín pequeño para que se pareciese al botellín de cerveza e incentivar a los jóvenes a que bebiesen más vino”.

“Siempre intentamos innovar, no inventamos nada porque está inventado todo, pero si hacer algo innovador y poco convencional en la zona”.

Un matrimonio que ha recorrido a lo largo de estos años diferentes ferias del sector y ha conseguido un gran grupo de amigos de los que aprenden, con los que intercambian opiniones y sacan ideas.

“Este año hemos hecho la Dama Juana, las típicas garrafas redondas de cristal antiguas, hemos hecho 30 y hemos metido el vino directamente para que fermente ahí porque unos amigos nos comentaron que la elaboración en la Dama Juana tenía una fermentación distinta por la forma circular del recipiente, ya que las burbujas al empezar a fermentar se mueven de forma circular y dan unas características distintas al vino. Aún no lo hemos catado”.

“Tenemos la suerte de poder hacer estas cosas porque somos pequeños y no dependemos económicamente de ello, si sale mal pues se intenta de nuevo con otro método o técnica”.

De hecho, en Garay tienen buenos recuerdos, aunque resaltan más los años de enfermedad en el campo en especial el 2016, año del nacimiento de su hija, “hubo un gran chaparrón en mayo y tras ello hizo mucho calor, lo que es malísimo para la viña, y hay que aplicarle tratamientos al viñedo rápido y nosotros estábamos en el hospital y se perdió todo”.

En 2020, pleno confinamiento, volvió a ocurrir algo parecido y tras un “achuchón” fuerte de mildiu, enfermedad provocada por la climatología, y al no poder salir de casa para tratar t clarear los racimos para que pudiesen ventilar solo pudieron recoger el 20% de la cosecha.

Aun así, exportan en su mayoría al extranjero y afirman que las ferias les han abierto muchas puertas. Italia, Estados Unidos, Japón, Finlandia, Dinamarca metre otros, clientes encontrados tras el trabajo duro de las ferias, pero recompensado.

“Nos juntábamos los pequeños para competir con los grandes, en una Feria de Vino donde un stand te vale un dineral que solo se pueden permitir bodegas grandes como las de la Mancha o Jerez nos juntábamos los pequeños, hacíamos turnos o poníamos nuestras barriquitas, compartíamos gastos y podíamos estar presentes en esas grandes ferias que hay es donde hemos hecho muchos contactos. De hecho, en ocasiones no tenemos producción para responder a tantos encargos”.

Quizás no sean solo las ferias lo que implica el éxito de Garay, pues al igual que con el vino tienen una manera peculiar de cuidar los viñedos, caracterizados con cepas muy viejas. “Todo lo que hemos ido adquiriendo lo hemos convertido en cepa vieja, nuestra cepa da menos producción, en vez de 10 kilos da 2, pero es cierto que es una uva de calidad, sabrosa y más concentrada”.

Afirman hacer las cosas según van viniendo, “al principio le metíamos barricas había dos tipos roble americano y francés, comprábamos las dos o lo mezclábamos y empezamos a darle crianza en las dos maderas, era el mismo mosto, pero por haber estado en barricas distintas era distinto el vino”.

Comenzaron a identificar los vinos con colores, al primero de roble americano lo identificaron con colores, el de roble americano era más fuerte y le pusieron “Red” y el otro más suave y aterciopelado “Bleu”.

A día de hoy siguen con esa línea, todos los vinos que han sacado contienen nombres de colores, el “Luz” que lo hemos etiquetado en naranja, pues el nombre “Naranja” estaba protegido, lo etiquetamos así por la luz anaranjada del atardecer en la costa de la luz.

“Como el vino del Listan era más verdoso, le pusimos “Praxino”, palabra peculiar que significa verde en Griego”.

Además de todo, Garay realiza eventos pequeños en los que une turismo y vino, pequeñas catas aceleradas, en las cuales además de catar cinco tipos de vinos diferentes se maridan con cinco platos de comida.

Fueron pioneros en La Palma, en 2013, celebrando cada mes de noviembre el enoturismo y consiguiendo también la involucración e implicación del Ayuntamiento y otras bodegas, fomentando una cultura vitivinícola nueva en el municipio.

“Nuestra vida gira entorno a la viña, a la Bodega, entonces nosotros la verdad es que nos planteamos seguir creciendo con el proyecto, es verdad que a día de hoy tenemos nuestros trabajos independientes, pero junto con nuestros niños, la Bodega y la viña son nuestra vida Nos planteamos dedicarnos a la bodega al 100%”.

A día de hoy, y tras quince años, lo que comenzó siendo un hobby, se ha convertido en una de sus mayores inversiones y dedicaciones, que conllevan una gran responsabilidad. Cuatro hectáreas y media y 12.000 botellas llenas de amor e ilusión de un sueño que comenzó sin objetivos y ha llegado a lo nunca esperado de la mano de la innovación, trabajo y constancia de esta pareja.

 

2 comentarios en «Garay “El vino ecológico e innovador del Condado”»

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