El 27 de abril del 2013 alguien asesinó a Miguel Ángel (39 años) y su hija María (8 años) en la vivienda que poseía el padre en Huelva.
El autor asestó más de un centenar de puñaladas al padre y, tras acabar con su vida, hizo lo propio con la pequeña a la que acuchilló con seña. Le propinó 49 cuchilladas.
Francisco Javier Medina, fue el único encausado. Resultó absuelto tras el veredicto del tribunal del jurado de no culpabilidad. En el 2020 inició el procedimiento para reclamar la indemnización a cargo del Estado ya que estuvo en prisión preventiva desde junio del 2014 hasta el 6 de octubre del 2017.
Así las cosas, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de La Palma del Condado (Huelva) ordenó la reapertura de la causa de los asesinatos de Miguel Ángel y María tras la ratificación del Tribunal Supremo de la absolución del único acusado, al tiempo que un nuevo equipo de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil se puso al frente de la nueva investigación. El juzgado acordó el pasado mes de julio la prórroga de otros seis meses más de la instrucción, dado a que la Fiscalía y la acusación particular la solicitaron las pruebas de toxicología de una manta, que «podrían determinar la autoría de la persona», según apuntó el abogado de la familia.
Y cinco años después del veredicto de inocencia ratificado ya en dos instancias judiciales, todavía no se conoce el resultado de esas pruebas toxicológicas, que podrían ser determinantes para resolver un truculento caso sin un autor conocido.
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