Muchos usuarios consideran que se trata de “una falta de respeto” hacia la devoción rociera y acusan a los creadores del invento de trivializar un símbolo religioso.
Un ‘cacharrito’ que reproduce el movimiento del paso de la Virgen del Rocío se ha convertido este pasado fin de semana en el centro de una fuerte controversia en redes sociales. El vídeo, cuya procedencia exacta aún se desconoce, muestra a dos niños montados en una atracción artesanal que imita el vaivén tradicional de la Blanca Paloma mientras de fondo suena la popular Salve Rociera. La escena ha generado miles de reacciones y un debate muy polarizado.
La grabación comenzó a circular de forma masiva en diversas plataformas, donde buena parte de los comentarios han mostrado un tono crítico. Muchos usuarios consideran que se trata de “una falta de respeto” hacia la devoción rociera y acusan a los creadores del invento de trivializar un símbolo profundamente arraigado en la cultura onubense. Otros lamentan el uso de elementos religiosos como reclamo lúdico y aseguran que la propuesta “no tiene gracia ni sentido”.
Entre las voces que han mostrado su indignación se encuentra Polonia Castellanos, portavoz de Abogados Cristianos, quien ha tachado la atracción de “ofensiva”, “innecesaria” y “de muy mal gusto”. Aunque la organización ha descartado emprender acciones legales, sí ha manifestado su enfado por lo que interpreta como una “falta de respeto” hacia los creyentes.
Un contexto artístico que ha pasado desapercibido
Pese a la viralización del vídeo, la realidad tras la polémica es más específica de lo que ha circulado en redes. El dispositivo existe, y algunos niños llegaron a utilizarlo, pero únicamente durante las cuatro horas que duró una exhibición en Sevilla. La instalación formaba parte de un homenaje al artista Ocaña y se incluía en una reflexión cultural sobre lo popular en el sur de España, sin intención comercial y dentro de un marco artístico, según ha confirmado el medio El Español.
Durante la grabación se escuchan varios comentarios de los asistentes. Un hombre pregunta, entre bromas, si puede pulsar “el botón de los cohetes”. Una mujer confiesa con humor “qué envidia” le daba ver a los niños montados en el aparato. El creador de la pieza, que también aparece en el vídeo, resume su propuesta con las palabras “diversión, fe y gratuidad” mientras los pequeños prueban el artefacto en un lugar no identificado, posiblemente Sevilla o Huelva.
Reacciones divididas
En redes sociales, las interpretaciones continúan enfrentadas. Algunos defienden que se trata de una instalación artística sin ánimo de ofensa y que simplemente experimenta con elementos de la cultura popular. Otros dan por hecho que la atracción podría comercializarse en ferias, lo que agrava su malestar. También abundan los mensajes que plantean comparaciones con otras religiones y advierten sobre un posible doble rasero.
Por otro lado, hay quienes consideran el invento una propuesta inocente dirigida a acercar a los más pequeños a la tradición rociera desde un enfoque lúdico y sin pretensiones irreverentes.
Mientras las opiniones siguen acumulándose, el vídeo continúa sumando reproducciones y manteniendo viva una polémica que combina arte, tradición, sensibilidad religiosa y la potencia amplificadora de las redes sociales.
