La Cruz del Valle de los Caídos, renombrado como Valle de Culegamuros, se mantendrá tras la resignificación que prepara el Gobierno.

La Cruz del Valle de los Caídos, renombrado como Valle de Culegamuros, se mantendrá tras la resignificación que prepara el Gobierno, así como la comunidad benedictina y el culto en la Basílica, que no será desacralizada, según han confirmado tanto la Iglesia como fuentes gubernamentales.

En cuanto a las intervenciones del templo, la Archidiócesis de Madrid señala que se estudiarán respetando los criterios litúrgicos y el fin para lo que ha sido erigida la Basílica, garantizando un acceso independiente.

Concretamente, la Archidiócesis ha señalado en un comunicado, consultado por Europa Press, que dentro de un «proceso de diálogo abierto» con el Gobierno, «hasta la fecha, lo único definitivamente acordado ha sido la permanencia de la comunidad benedictina y la no desacralización de la Basílica, así como el respeto a todos los elementos religiosos situados fuera de la misma».

REUNIÓN EN EL VATICANO

Más allá de estos puntos, según la Archidiócesis, cualquier otro aspecto relacionado con la resignificación es competencia exclusiva de la Santa Sede y el Gobierno, que son las partes que han llevado a cabo las negociaciones. En este sentido, el Ejecutivo ha confirmado a Europa Press una reunión del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, con el secretario de Estado vaticano Pietro Parolin el pasado 25 de febrero, avanzada por ‘eldiario.es’.

La Archidiócesis añade que el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha participado en este proceso como interlocutor designado dentro de una comisión eclesial. En este marco, apunta que se ha producido un intercambio de «notas privadas», según señala, sobre cómo articular la resignificación del Valle de los Caídos, «garantizando siempre el respeto a los elementos religiosos y la permanencia del culto en la Basílica».

«Desde la Archidiócesis de Madrid se quiere enfatizar que todas estas cuestiones han sido objeto de intercambio de cartas y notas de trabajo. De la misma manera, reitera que -más allá de la actividad pastoral-,  su papel es de acompañamiento, pero sin tener jurisdicción sobre la Basílica ni sobre la comunidad religiosa que allí reside», añade.

 

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