La Hermandad del Rocío de Hinojos ultima los preparativos para emprender, un año más, su peregrinación hasta la aldea almonteña.

La cuenta atrás ha comenzado para los vecinos de Hinojos, que viven con ilusión y fervor los días previos a una de las jornadas más esperadas del año: el Jueves de Camino. La Hermandad del Rocío de Hinojos ultima los preparativos para emprender, un año más, su peregrinación hasta la aldea almonteña, donde se postrarán a los pies de la Virgen del Rocío.

Este camino no es sólo físico, sino profundamente espiritual. A lo largo de más de 30 kilómetros, los hinojeros reviven una tradición centenaria que une fe, cultura y sentimiento en un mismo paso. El próximo jueves 4 de junio, tras la tradicional Misa de Romeros en la mañana, el Simpecado iniciará su andar, dando comienzo a una jornada llena de simbolismo y emoción.

Uno de los momentos más esperados del trayecto será, sin duda, el rezo del Ángelus. A las 12:00 del mediodía, todos los peregrinos se congregarán en torno al Simpecado en el paraje de Cabezarrasa, para elevar una oración colectiva cargada de emoción y recogimiento.

El camino continuará a través de los parajes naturales que ya forman parte de la identidad rociera de Hinojos. Tras una parada para el sesteo en el emblemático Pino de los Mil Duros, donde los romeros compartirán alimentos, vivencias y cantes, la Hermandad proseguirá su avance hacia uno de los lugares más icónicos de todo el recorrido: el Puente del Ajolí.

Este punto no es solo una referencia geográfica, sino también espiritual. Aquí se marca el acceso a la aldea y el momento simbólico en que los peregrinos cruzan el umbral hacia el encuentro con la Blanca Paloma. Para Hinojos tiene, además, un significado especial, ya que es la última Hermandad que entra en la aldea en la jornada del jueves, cruzando ese puente por su término municipal.

Está previsto que, sobre las 21:00 horas, la Hermandad del Rocío de Hinojos haga su entrada triunfal en El Rocío. Lo hará al compás de sevillanas, entre cantes y vítores, con rostros de emoción y lágrimas contenidas que hablan de fe, promesa y devoción. Un momento culminante que marca el inicio de unos días de reencuentro con la Virgen, donde las plegarias se funden con el canto y la esperanza.

Con cada paso por las arenas, Hinojos reafirma su identidad rociera y su compromiso con una tradición viva que sigue latiendo con fuerza en el corazón de sus gentes.

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