Fallece el papa emérito Benedicto XVI a los 95 años. Un hecho que ha tenido lugar este sábado 31 de diciembre a las 9.34 horas, según ha informado la Oficina de Prensa del Vaticano y la Conferencia Episcopal Española.
El estado de salud del Papa emérito estaba en un estado grave desde el pasado miércoles, tal y como anunció en la audiencia general el papa Francisco, que explicaba que estaba «muy enfermo».
«Querría pediros a todos vosotros una oración especial para el papa emérito Benedicto XVI, que en silencio está sosteniendo la Iglesia: recordadlo, está muy enfermo, pedimos al Señor que lo consuele y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final», señalaba el papa Francisco. Benedicto XVI había empeorado desde hacía una semana, pero la noticia, pese a su avanzada edad, la noticia ha sorprendido a todos.
En el entorno del papa emérito no esperaban que sus condiciones de salud podrían empeorar de un día para otro. De hecho, el arzobispo Gänswein, que se ha convertido en su familia más cercana en estos 9 años y medio de retiro espiritual tras dar un paso al lado del liderazgo de la Iglesia, se encontraba en Alemania cuando el Papa Francisco reveló el pasado miércoles el deterioro progresivo de Benedicto XVI.
Benedicto fallecía en su dormitorio del monasterio Mater Ecclesiai, dentro del Vaticano, su lugar de residencia desde que renuncio al pontificado en el año 2013. En ningún momento fue trasladado al hospital pese a su estado de gravedad, aunque hay que destacar que en todo momento ha recibido atención medica de su equipo.
Precisamente, fue el propio equipo médico quien decidió no trasladas al papa al Hospital Policlínico Gemelli de Roma. Ya que Benedicto había expresado su deseo de no ser trasladado a ninguna clínica en caso de empeorar, según informa la prensa alemana, aunque estos datos no están confirmados por la oficina de comunicación del Vaticano.